miércoles, 18 de febrero de 2009

Cabo Valdez: "No fuí Abducido"


En 1977 el cabo Valdés protagonizó uno de los casos más sonados y extraños de la historia de la ufología. Hoy, tras abandonar el Ejército chileno y unirse a la iglesia evangélica,Valdés cuenta una versión que ha ocultado durante tres décadas.
"NO FUI ABDUCIDO"


El Cabo Valdéz confiesa 30 años después...
Fuente: revista española MAS ALLA





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La madrugada del 25 de abril de 1977 el cabo segundo del Ejército de Chile Armando Valdré Garrido y un grupo de soldados del regimiento I lua-machuco cumplían servicio en unas caballerizas ubicadas en Pampa Lluscuma, un sector de la precordillera andina situado a cinco kilómetros de Putre, en la XV Región de Chile. Siete soldados y Valdés luchaban contra el sueño a cinco grados bajo cero. Bebían café alrededor de una fogata y se entretenían intentando adivinar el titulo de las canciones que Valdés cantaba. Junto a él estaban Julio Rojas, Germán Riquelme, Iván Robles, Humberto Rojas y Raúl Salinas v; a unos diez metros, Juan Reyes y Pedro Rosales, que montaban guardia frente al acceso a las caballeri zas. La noche era negra, sin luna. Pasada la medianoche Rosales observó una extraña luz en el cielo que se dirigía hacia ellos. Valdés pensó que se trataba de un meteorito. Sin embargo, después divisaron un segundo objeto ovoide y violáceo a unos 500 m. A pesar del silencio reinante, los caballos -más de 300- se desbocaron y el pánico se apoderó de los soldados.
"¡Vete! ¡En nombre de Dios te b ordeno!", gritó Valdés. Como la luz no se iba, mandó apagar la fogata. Media hora después, el cabo Valdés hizo algo totalmente inesperado: se alejó del grupo y desapareció durante 15 minutos. Los soldados ya no solo estaban aterrorizados por la aparición de la luz, sino también por la ausencia de su jefe. Esperaron unos minutos a que regresara y, como no lo hacía, decidieron ir a buscarle. Justo en ese momento el cabo apareció y se desplomó. Por unos instantes los soldados pensaron que forcejeaba contra fuerzas invisibles. Entonces Valdés pronunció una misteriosa frase que ha dado la vuelta al mundo: "Nunca sabrán quiénes somos ni de dónde venimos, pero pronto volveremos". A continuación se quedó dormido.
Después del extraordinario encuentro, hacia las 6.00 am Valdés fue a buscar ayuda. En Putre recogió a Pedro Araneda, profesor de artesanía, y al cabo Antonio Flores, su compañero y amigo. Araneda, aficionado a la ufología, grabó aquella misma tarde una entrevista colectiva -la única que se conoce hasta la fecha- en la que participaron todos los implicados. Durante tres horas se escuchan voces atropelladas describiendo lo que vieron. Además, en el transcurso de la conversación se percataron de dos hechos extraordinarios: a Valdés le había crecido una barba de varios días y el calendario de su reloj marcaba el 30 de abril, es decir, estaba cinco días adelantado.




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TREINTA AÑOS DESPUÉS

Lo que ocurrió durante esos 15 minutos ha sido un enigma durante 30 años. Ahora el ex militar ha decidido contar la verdad. Sus revelaciones, ya lo anticipamos, no dejarán indiferente a nadie. Algunos, incluso, se sentirán defraudados al escuchar esta nueva versión de Valdés, pero estamos ante una
confesión histórica. Después de un largo silencio, el protagonista principal de uno de los casos más sonados de la ufología mundial habla en exclusiva para CHILEWAREZ.ORG... es decir... para la revista MAS ALLA

-» Nos bajamos del autobús en Temuco, situado 670 kilómetros al sur de Santiago (Chile). Son las 9.00 am y la Iglesia evangélica Centro Bíblico Los Tapiales todavía está cerrada. Pasado un rato comienza por fin la ceremonia. Valdés aparece vestido con un traje impecable, sube al escenario, canta estrofas de la Biblia y lee algunos versículos. Al terminar la ceremonia no nos invita a su casa. "Mi familia no desea verse involucrada en esta historia", nos explica. Tampoco nos lleva a probar el ceviche a Plaza Perú, el restaurante que regenta, sino a un local en el centro de Temuco. Valdés nos ha prometido que hoy revelará algo que jamás ha contado, ni siquiera cuando se acogió al retiro voluntario del Ejército el 8 de junio de 1999 o cuando, cuatro días después de abandonarlo, fue entrevistado en el programa De pe apa, que emitía la Televisión Nacional de Chile. Y eso que le habían pagado 20.000 dólares por su intervención. El ex militar dice que explicará todo en su libro A la sombra de la verdad, una obra que comenzó a escribir en 1984. Sin embargo, ha accedido a anticipamos algo que -afirma- dejará boquiabiertos a todos. Para la elaboración de este libro ha conversado con decenas de periodistas. En 2002 Valdés contactó con el periodista chileno Patricio Abusleme y ambos viajaron a Pampa Lluscuma para revivir su experiencia. También ha recibido la ayuda de una escritora de la Iglesia evangélica que prefiere permanecer en el anonimato.




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MIEDO EN LAS CABALLERIZAS

Todavía hoy Valdés revive el pánico que sintió al ver el segundo objeto. "¡En el nombre de Dios identifiqúense!", gritó. Educado en la fe católica, quiso afrontar esa insólita situación con el poder de Dios, pero las plegarias no surtieron efecto alguno. "Si hubieran sido buenos -explica Valdés- no nos habríamos asustado tanto. ??? aquelb era inteligente. Los caballos se escondieron unos detrás de otros con las orejas levantadas y derribaron un muro de piedra. Aquel objeto los asustó."
El 16 de mayo de 1977 la historia saltó a los medios de comunicación. La estrella de Arica publicó un artículo escrito por Pedro Araneda, pero el Gobierno militar suprimió detalles que, supuestamente, podrían afectar a la seguridad nacional. "El Ejército retrasó la difusión de la noticia, exigió disfrazar de patríala militar una simple guardia en unas caballerizas y ordenó cambiar los caballos por ovejas", explica Abusleme a MÁS ALLÁ.
Los soldados solo llevaban un año en Putre. Valdés dos. "No debería haber estado esa noche ahí Los soldados tenían su propio mando, pero un día antes fui sancionado por llegar tarde a una reunión", explica Valdés. Fue castigado a hacerse cargo de los animales.
Los hombres de Valdés solo pensaron en ovnis por la mañana, cuando Araneda les hizo las primeras preguntas, les mostró imágenes de "platillos volantes" y relacionó la barba prematura y el calendario adelantado del reloj de Valdés con una distorsión espaciotemporal.




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LA AMNESIA SE DISIPA

Según se publicó en la primera información sobre el caso, cuando Valdés supo que se enfrentaba a algo extraordinario ordenó adoptar posición de combate, pero lo cierto es que los soldados no iban armados. "Solo les quedaba rezar", dice Antonio Flores. Y justo en ese momento de gran tensión Valdés sintió una necesidad. Por eso abandonó el grupo. -Ese es el gran secreto que revelaré en mi libro, lo que pasó durante esos 15 minutos. Valdés da rodeos, dilata el desenlace, nos mantiene en vilo.

-Rosales y Salinas dicen que me vieron caer al suelo.
-¿Y no fue así?
-No, no estuve perdido, aunque ellos no pudieran verme. Por eso fueron a buscarme, pero yo sí podía observarlos a ellos. Mi desaparición les causó más pánico aún.
-¿Y dónde estaba usted?
-Ese es el problema... Valdés se resiste a hablar.
-Siempre estuvieron en mi campo de visión y yo observándoles... Cuando uno de los soldados animó a sus compañeros a ir a buscarme, pensé que se iba a armar una hecatombe. Entonces aparecí de un salto. Por eso mis compañeros creyeron que había caído de algún sitio. Durante esos 15 minutos Valdés había estado observando a sus compañeros y el extraño objeto a través de unos agujeros que había junto a un muro de piedra, desde el que después saltó.
-¿Entonces todo fue una broma?
-Quiero pensar que así fue, pero ni yo mismo entiendo mi reacción posterior. En lugar de tranquilizar a los soldados, que estaban aterrados por las luces, Valdés los asustó aún más. La escena debió de ser cruel, cínica. Valdés no lo niega. Afirma que hoy no habría actuado igual. -Hoy habría sido diferente. Son mucho más maduros. Es más, uno de los soldados ha llegado a sospechar que me aparté del grupo para ir a orinar, pero lo cierto es que cuando me presenté ante ellos temblaba de pies a cabeza y todavía hoy sigo sin entender por qué.
-¿Pero fue a orinar?
-Sí.
Ese monosílabo liquidaba 30 años de misterio. Si es
ahora cuando Valdés dice la verdad, la abducción
más increíble de las tres últimas décadas se reduce
a un caso de incontinencia urinaria.
-¿Y qué hay de la famosa frase "Nunca sabrán quiénes somos ni de dónde venimos, pero pronto volveremos"?
-Jamás pensé que al decir eso... A veces pienso que alguien me indujo a pronunciarla. No hay otra explicación: todos estos años he sido manejado por una entidad que me obligaba a mentir. ¡No entiendo por qué lo hice! Podría decir que fue para asustarles, pero ¡esa no fue mi intención!

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FUERA DE CONTROL

Sin embargo, faltaban por aclarar algunas cosas más: la barba prematura y el calendario del reloj adelantado. En 1977 Valdés afirmó a Canal 13: "Mis jefes son testigos. Me afeité y el día de autos tenía barba de cinco días".
Ahora confiesa la verdad...
-No me había afeitado, pero no podía decirlo sin tener problemas. Era obligatorio afeitarse estando de servicio.
Lo declaró cuando aún desconocía que su historia iba a dar la vuelta al mundo. En cuanto al reloj, en 1977 Valdés afirmó que era digital. Ahora se desdice y asegura que era analógico. -Lo entregué en Comandancia para que lo analizaran y luego no lo reclamé.
El Ejército le ordenó que se tomara un descanso, pero cuando se publicó el artículo en La estrella de Arica se convirtió en una estrella.
-Si hubiera dependido de mí, no habría dicho nada. Valdés se jacta de recordar todo, pero sus recuerdos presentan lagunas. Está convencido de que los soldados y Araneda fueron a pedir ayuda a Putre, pero se sabe que fue él quien lo hizo. Por su parte, Flores cuenta que Valdés apareció en su casa a las 6.00 am. "Están como locos', me dijo. Y por el camino me explicó lo que él creía que Itabía sucedido. Me dijo que se había quedado dormido y que cuando le despertaron se había montado el caos", recuerda Flores.
Para Abusleme, los olvidos de Valdés delatan que su conmoción era real. De hecho, las luces lo eran. Las vieron todos los presentes. Entonces, ¿por qué hizo todo esto? A juicio del psicólogo Carlos Domínguez, podría tratarse de un caso de reacción histriónica (ver recuadro abajo). En cambio, Raúl Molina, el psiquiatra que le atendió en el hospital militar, no opina lo mismo. "No recuerdo que simulara", declara.
Valdés admite que su nueva versión es difícil de aceptar, pero está convencido de la existencia de fuerzas malignas capaces de confundir a los hombres.
-¿Y por qué no habló antes? ¿Por temor a ser castigado?
-Pensé que nadie iba a creerme, que resultaría ridículo contar que se había armado todo ese revuelo solo por unas luces. Habría dejado mal a la institución. Hoy lucho por no mentir.
Valdés afirma que se dejó llevar por la corriente como si su destino fuera inevitable. Si hubiera reconocido la verdad estando en el Ejército, su carrera
militar se habría acabado. Hoy comienza otra como escritor.




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Licantropía


LICANTROPIA.
¿EXISTE EL HOMBRE LOBO?





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Las historias sobre el hombre lobo se recogían por docenas en la Europa medieval. Nunca se sabrá hasta qué punto el mito y la superstición teñían las denuncias policiales: se acusaba a los licántropos no sólo de amenazar, sino también de raptar, matar y comer a sus víctimas.





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Grabado francés del siglo XVIII: un lobo que atacaba a una población es acorralado.





En los polvorientos archivos del mundo se guardan infinitas historias de hombres que mutaron en lobos. Una extraña metamorfosis que, según describen los viejos manuales de psiquiatría, "es un morbo de personas enfermas que creen ser lobos y salen aullando a corretear por los bosques". Es decir, un trastorno grave de la personalidad, de tipo alucinatorio. A quienes lo padecen se los llama licántropos (del griego tykos, lobo, y anthrópos, hombre). Y la licantropía es, al parecer, una patología tan vieja como el hombre. Ya en el siglo II, una obra médica de Marcellus Sitíeles señalaba claramente que la licantropía era una forma de alienación: Tos hombres son atacados por e! mal especialmente en febrero y acechan, solitarios, en los cementerios, como frenéticos lobos". Analizando los relatos de estas transfiguraciones a través de los siglos, puede trazarse un retrato aproximado del hombre lobo: posee cejas espesas, dientes rojizos, un largo dedo medio, uñas largas también rojizas y orejas situadas muy atrás y muy abajo de la cabeza. Tiene ojos secos y siente sed a menudo. Según un juez francés de la Edad Media que presenciaba regularmente sesiones de tortura, los hombres lobo, igual que las brujas, eran incapaces de llorar. "La piel, áspera y muy ajada debido a los matorrales por los que deambula, presenta un tono amarillento, rosado o verdoso, con abundante pelo', declaró en 1633 Etienne Desormais, un médico de Lyon.




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METAMORFOSIS
En la vieja Europa, los casos de mutación de hombres en lobos sembraban el terror entre los aldeanos. ¿Mito o realidad?





Además de estos rasgos físicos, la historia ha encontrado en el hombre lobo modos de conducta muy típicos: amante de la noche y cultor de la soledad, parecía siempre acosado por una profunda melancolía ("muy negra y vehemente", escribía el historiador francés Simón Goulert a fines del siglo XVII), que lo llevaba a frecuentar las tumbas. Tommaso Garzoni, en su obra Hospital de los Tontos Inocentes, publicada en el año 1600, contaba que "el licántropo sale de su casa por la noche y se va a cazar dando aullidos como un lobo, sacando los huesos de los sepulcros y metiendo miedo a todos los que se topan con él".




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Entre 1520 y 1630, alrededor de 30 mil individuos fueron acusados en Francia de ser hombres lobo. Muchos de ellos, como sucedió con las mujeres convictas de brujería, fueron torturados y ajusticiados.








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Una ley francesa del siglo XVI ordenaba la caza de los lobos. Pero también se perseguía a los presuntos licántropos.





La tradición popular sobre los hombres lobo tuvo un gran desarrollo en la Europa medieval. En Polonia y los países bálticos, por ejemplo, algunos hombres fueron acusados de brujos por su presunta costumbre de convertirse en lobos una vez por año. Un acta de la corte de justicia de Letonia, fechada en 1555, relata que un hombre "a quien nunca le faltó sentido común" había sido sorprendido en unos matorrales quitándose la ropa junto con otros hombres y transformándose todos de inmediato en lobos: "Con esa forma atacaron a todos los animales que encontraron, incluso a caballos", decía el documento.

Historias similares se recogieron por docenas en Irlanda y en Francia. Nunca se sabrá qué parte de verdad encerraban y hasta qué punto el mito y la superstición teñían los testimonios. Pero las denuncias sobre apariciones de hombres lobo continuaron engrosando los archivos policiales y, paralelamente, enriqueciendo el folklore y la literatura de media Europa. Gervase of Tilbury, un escolástico inglés del siglo XIII. escribió que "en Inglaterra vemos a menudo hombres transformados en lobos durante los cambios de la luna". En su obra “Otia Imperalia”, donde recopila leyendas y supersticiones medievales, Gervase incluye la historia de Raimbaud de Auvernia, soldado desertor refugiado en la selva y convertido en lobo, que atacaba a cuanto animal y hombre se le ponía a tiro. Sólo recobró su forma humana tras ser herido por un aldeano.

Un caso más patético aún es el narrado por Marie de France, escritora francesa del siglo XIII, quien en su Balada del hombre lobo describe el caso de una baronesa de Bretaña cuyo esposo desaparecía tres noches por semana. Desconfiando de la fidelidad del barón, la noble mujer decidió investigar y así supo, con pavor, que su marido, debido a una maldición, estaba condenado a pasar esas noches como hombre lobo. Cuando estaba vestido tenía forma humana, y cuando se quitaba las ropas se convertía en lobo. Dos siglos más tarde, Francia viviría una verdadera epidemia de licantropía. Entre 1520 y 1630, alrededor de 30 mil individuos tuvieron la desgracia de ser considerados hombres lobo. Muchos de ellos al igual que lo que sucedía con las mujeres acusadas de brujas confesaron tras terribles sesiones de tortura y murieron en la hoguera. Por esa misma época proliferaron las hipótesis sobre el origen de la licantropía. Algunos pensadores decían que un exceso de melancolía o, como se decía entonces, un desequilibrio de los humores, la parte fluida del organismo humano podía provocar alucinaciones conducentes a un cambio de personalidad como la del hombre lobo. En su obra “Anatomía de la Melancolía”, publicada en 1621, el sacerdote y sabio británico Robert Burlón adscribía la licantropía a la locura, y la atribuía a la dieta pobre, al aire malo o al sedentarismo. Algo de razón debía de tener Burton: hoy se sabe que el pan que comían los campesinos medievales se hacía con cereales frecuentemente atacados por el cornezuelo del centeno, un hongo con alcaloides similares al LSD (ácido lisérgico), causante de intensas alucinaciones. En 1951, cerca de 130 personas fueron hospitalizadas y seis de ellas murieron en una localidad rural de Francia, intoxicadas con pan de centeno atacado por hongos. Las víctimas tenían horribles visiones de tigres y lobos que las atacaban, y creían ellas mismas ser fieras. En 1988, la Fox Broadcasting Corporation emitió en los Estados Unidos un dossier televisivo sobre la licantropía, y recibió alrededor de 340 mil llamados telefónicos de espectadores que informaban haber visto hombres lobo, a quienes endilgaban la autoría de crímenes aún no esclarecidos por la policía.

Lejos de haber desaparecido, los casos de individuos que creen ser hombres lobo siguen ocupando en nuestros días a psicólogos y psiquiatras de todo el mundo. En la edición de noviembre de 1975, la publicación especializada The Canadian Psychiatric Association Journal señalaba que "este estado supuestamente extinguido", omitido por muchos tratados de medicina modernos, se sigue manifestando en varios casos clínicos recientes de licantropía. La revista de los psiquiatras canadienses informaba sobre numerosos pacientes atacados por "la alucinación del hombre lobo'. En cada caso, se indicaba la medicación administrada para neutralizar el trastorno. Un estado patológico a veces adjudicado a la licantropía es la porfiria, un raro desorden genético que afecta a la hemoglobina. La manifestación de este mal concuerda con los rasgos del licántropo: los enfermos buscan la oscuridad, padecen hipertricosis y se les enrojecen los dientes y las uñas. Suelen presentar también cuadros de histeria y psicosis maníacodepresivas. Pero ninguna razón científica ha podido desterrar la tendencia de la gente a creer, como hace siglos, en el carácter casi mágico de la licantropía. Mientras psiquiatras y genetistas prosiguen sus investigaciones, casos como el de Loreto, en México, continúan abonando el viejo miedo popular a una criatura tan alejada de los límites de la realidad como el hombre lobo.




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EL HOMBRE LOBO EN EL CINE
El actor Lon Chaney mientras era caracterizado para la película
de la Universal Pictures “El hombre lobo”, filmada en 1945.
Los hábiles maquilladores de Hollywood dieron visos de realidad
a un mito que llenó de terror a medio mundo, durante mucho tiempo. Hoy, pese a que la ciencia recorrió un largo camino en la explicación de estos fenómenos, el folklore popular sigue avivando los viejos miedos. Los genetistas hablan hoy de porfiria y de hipertricosis, dos dolencias de origen genético, como responsables del vello generalizado en toda la epidermis.
Otra causa posible: una alteración de la glándula suprarrenal.

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“Un hombre lobo americano en Londres” (Oscar 1981 por mejor maquillaje).








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El caso de una familia mexicana cuyos miembros, varones y mujeres, nacen con abundante vello en todo el cuerpo, reactualiza el tema de la licantropía, ese cruel trastorno de la personalidad que convierte a un hombre en lobo. El mito, la historia y la opinión de la ciencia.



Arlene y Lily jamás fueron a la escuela. Tampoco han ido nunca a una fiesta ni tienen amigas. Aunque están física y mentalmente capacitadas para estudiar, salir y divertirse, las dos hermanas, de 12 y 14 años, prefieren quedarse en casa. Temerosas de asomarse a la calle y de que se burlen de ellas, sólo tienen una ambición: llegar algún día a trabajar en un circo, como lo hace su hermano mayor, Jesús, de 19 años, y su tío Manuel, de 52. También sus primos Víctor y Gabriel, de la misma edad que ellas, se ganan la vida bajo una carpa de lona. La mamá de Arlene y Lily está de acuerdo con sus hijas: el circo es el mejor lugar para dos chicas que tienen abundante barba, bigote y pelos por todo el cuerpo. En eso, casi no se diferencian de sus primos Víctor y Gabriel y del tío Manuel, hirsutos por donde se los mire.




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EN LA ESCUELA
Muy pocos niños velludos de México quieren ir al colegio, por temor a las burlas. Algunos han abandonado los estudios a los ocho años, y hoy apenas saben leer y escribir. Todos ellos manifiestan sumo interés en trabajar en un circo.




Esta curiosa familia ha conferido una impensada fama a Loreto, pueblo mexicano situado a unos 400 kilómetros al norte del Distrito Federal. Legiones de periodistas, fotógrafos y curiosos viajan hasta allí para conocer de cerca a un grupo de seres humanos que la opinión popular ha dado en llamar "hombres lobo". Para la ciencia médica, el caso de estos hombres y mujeres extremadamente velludos se cataloga clínicamente como hipertricosis, una enfermedad genética poco frecuente.




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UNA BODA SINGULAR
Hace dos años se casó Jesús Aceves Días (arriba), uno de los hombres velludos de Loreto. Su mujer es normal, pero tuvieron una bebita con hipertricosis.





El mal hereditario que padecen Arlene, Lily y sus parientes cercanos ha sido estudiado desde su descubrimiento, en 1982, por el reputado genetista norteamericano Frank Greenberg, del Baylor College of Medicine. Su colega mexicano, el doctor Marco Antonio Macías Flores, quien está investigando el árbol genealógico de esta familia, dice que el origen del mal se encuentra en un gen del cromosoma sexual X. "A esta familia de Loreto se le despertó un antiguo gen que todos llevamos, y que era el que producía el abundante pelo a nuestros antepasados de hace centenares de miles de años", explica el doctor Macías Flores, quien admite que aún no hay remedio para la hipertricosis. "El día que se encuentre la forma de aislar el gen recesivo que la provoca, es probable que también, siguiendo el camino inverso, se logre neutralizar la calvicie." Pese a que los genetistas rehúsan, en casos como el de Loreto, hablar de hombres lobo, un fantasma planea sin cesar sobre el poblado de Loreto. Los lugareños recelan de la familia de Arlene y Lily, y por las noches evitan pasar frente a su casa. Es inevitable, para ellos, no asociar a sus velludos vecinos con aquellas horrendas criaturas que antaño, presas de un impulso irresistible, vagaban por los campos devorando ovejas y niños.

GRUPO DE FAMILA VICTIMA DEL VELLO
El extraño caso de Petrus Gonsalvus y de sus hijos.

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La hipertricosis, una patología que provoca hirsutismo en hombres y mujeres, ha atacado a veces a ¡lustres personajes. Tal el caso de Petrus Gonsalvus, un poderoso comerciante y armador portugués del siglo XVII, que instaló Importantes empresas en el Brasil y el Caribe, cuya imagen y la de sus hijos ilustran este recuadro. El mal que padecía Gonsalvus es el mismo que afecta a la familia mexicana de Loreto.
Según explican los médicos, la hipertricosis suele tener un origen genético, pero en algunos casos puede presentarse como una simple entidad patológica, vinculada con una alteración en las glándulas suprarrenales que provoca anormalidades en el crecimiento del pelo. En el caso mexicano, los genetistas han deducido las siguientes conclusiones:
• Las mujeres en las que se manifiesta este hirsutismo suelen tener menos pelo que los hombres, pues sólo uno de sus dos cromosomas X está afectado.
• De los hombres afectados, sus hijas nacerán con esa alteración, pero no así sus hijos.
• De las mujeres afectadas, todos sus hijos, varones o mujeres, llevarán la marca del vello de la familia. El genetista Macias Flores, que investiga el caso, relata cómo se encontró la punta del ovillo: "En el árbol genealógico de esta familia existía un individuo masculino afectado que había tenido once descendientes: cuatro hijas mujeres afectadas y siete hijos varones completamente sanos. Este hombre fue quien nos dio la clave del tipo de herencia genética, llamada “dominante ligada al cromosoma sexual X”. En este tipo de herencia suelen manifestarse los rasgos anormales más en las hijas mujeres que en los hijos varones. En el árbol genealógico de esta familia hay actualmente vivos cuatro individuos masculinos y 19 femeninos. Han nacido otros varones, pero tallecieron a los pocos días, no sabemos por qué razones. Sólo sabemos que la explicación está en este cromosoma sexual X”.



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